Léxico veterinario
Cáncer en perros
El cáncer es una enfermedad común también en los perros y puede afectar a todos los órganos, así como a los tejidos blandos y los huesos. Gracias a los avances en la medicina, hoy en día en muchos casos se puede diagnosticar la enfermedad más pronto y ofrecer una mejor terapia, ya que existen departamentos especializados en radioterapia y quimioterapia.
¿Qué síntomas indican cáncer en los perros?
Los síntomas del cáncer pueden ser variados y a menudo, inicialmente, ni siquiera indican una enfermedad grave. Muchas enfermedades tumorales progresan al principio lentamente, es decir, que al paciente apenas se le nota nada.
Las señales pueden incluir:
- Síntomas de malestar: vómitos, falta de apetito, diarrea, estreñimiento, estómago sensible
- Cambios en el comportamiento: mayor fatiga, apatía, gemidos, inquietud nocturna, trastornos del sueño, agresividad/pasividad
- Aparición de bultos (nódulos) en varias partes del cuerpo que pueden llegar a restringir la movilidad, entre otros
- Anomalías neurológicas: convulsiones, síntomas de parálisis
- Sangre en la orina/las heces
¿Qué hacer cuando se diagnostica un tumor?
Opciones de terapia modernas
Los síntomas del cáncer varían mucho en función del tumor. Al principio suelen aparecer signos muy generales de enfermedad, como diarrea, vómitos, fiebre, pérdida de peso, negativa a comer y apatía. El veterinario podrá aportar algo de claridad mediante un diagnóstico exhaustivo. Cuando se haya determinado el tipo de tumor, se elabora un plan de tratamiento adecuado, que consiste en cirugía, quimioterapia, radioterapia o una combinación de estos métodos de tratamiento. A su vez, se puede acompañar de una terapia analgésica para aliviar el sufrimiento. Las enfermedades tumorales más comunes en los perros afectan a las glándulas mamarias y linfáticas, la piel, la cavidad bucal, los huesos y los tejidos blandos.
Un estilo de vida saludable reduce el riesgo de cáncer
Lamentablemente, no existe una forma garantizada para prevenir el cáncer. Sin embargo, se ha demostrado que un estilo de vida saludable, con mucho ejercicio y una alimentación de alta calidad, reduce el riesgo de padecer cáncer. Exponga a su perro lo menos posible a la luz solar intensa y a las emisiones de escape. Opte por una comida natural apta para su especie, sin aromatizantes ni conservantes sintéticos. Si el perro ya padece cáncer, no dude en aplicar la terapia. Cada día que espere empeoran las probabilidad de que se recupere o de prolongar su vida. Lo ideal es llevar al perro a una clínica veterinaria especializada en oncología en la que utilicen los métodos de tratamiento más modernos.
Tipos de cáncer en perros
Tumores nasales
Los tumores nasales no son demasiado frecuentes. Por contra, suelen ser malignos. Suelen afectar a perros mayores de 8 años. El hecho de que sean malignos radica en la capacidad de estos tumores de infiltrarse (crecer) en el tejido circundante. También se pueden dar metástasis en los ganglios linfáticos cercanos. Su crecimiento suele ser lento y gradual, por lo que, desgraciadamente, la enfermedad suele reconocerse tarde.
Síntomas:
- Rinitis = inflamación de la mucosa nasal con secreción (inicialmente en un lado)
- Estenosis (estrechamiento) unilateral de la cavidad nasal, más adelante incluso bilateral
- Cambios en la forma de la zona nasal o de los senos paranasales debido a la penetración del tumor bajo la piel
- Crecimiento del tumor en la cavidad bucal, en la cavidad ocular o a través del hueso etmoidal en el cerebro
- Frecuentemente obstrucción (bloqueo) del conducto lagrimal u obstaculización del drenaje de las secreciones del seno frontal (favoreciendo infecciones, etc.)
En primer lugar, el veterinario comprobará si estos síntomas pudieran tener otro origen, como una rinitis destructiva benigna debida a una aspergilosis (infección por hongos) o una rinitis crónica por cuerpo extraño. Estos síntomas podrían deberse también a otros tumores, como tumores originados en la cavidad bucal o en la ocular que se han extendido hasta la cavidad nasal.
El diagnóstico no suele ser sencillo y el veterinario tendrá que tomar imágenes, como radiografías, tomografías o resonancias magnéticas. Asimismo, se pueden analizar muestras del material tumoral obtenido a través de lavado nasal, raspado y aspiración con aguja fina.
El tratamiento también resulta difícil. Por norma general, no suele darse una terapia curativa. El objetivo es extirpar mediante cirugía todo el material tumoral posible, siempre que esto sea una opción, acompañando es con una quimio/radioterapia supervisada por un especialista.
Lamentablemente, el pronóstico de estos tumores es siempre desfavorable.
Tumores de piel
Existe una gran variedad de tumores que pueden afectar al tejido de la piel en los perros. Puede tratarse de bultos tanto benignos como malignos. Este tipo de tumores se observan a menudo en perros de mediana y avanzada edad.
El espectro abarca desde simples papilomas (verrugas) hasta tumores de mastocitos pasando por carcinomas de las células escamosas. Por lo general, no es posible identificar el tipo de tumor solo por su aspecto.
Síntomas:
- A menudo, al principio no se observan síntomas
- Cambios en la piel: bultos, protuberancia
- En el caso de bultos de mayor tamaño posible reducción de la movilidad, escaras o roces en el bulto con inflamación
- En el caso de los tumores malignos que se extienden, en el transcurso de la enfermedad pueden producirse otros síntomas en los órganos
Es importante palpar el cuerpo del perro con regularidad en busca de bultitos y protuberancias que, sin duda, notará al acariciarlo. En los perros de edad avanzada, pueden surgir bultos en el tejido graso, llamados lipomas (tumores de grasa). Sin embargo, estos no son tumores de piel, sino que pertenecen a los tumores de tejidos blandos. Por lo general, suelen ser fáciles de eliminar si causan molestias (por ejemplo, si reducen la movilidad) y suelen tener un buen pronóstico. Sin embargo, desde el exterior no se ve claramente si un bulto es realmente un lipoma o si se trata de otro tipo de tumor. Por este motivo siempre se debe consultar a un veterinario cuando aparecen bultos. Este puede tomar una muestra del tejido y examinarla en el laboratorio para asegurarse de qué se trata. Asimismo, las masas que se extirpan quirúrgicamente suelen enviarse al laboratorio para un análisis histológico.
En el caso de los tumores de piel, así como en el resto de los tumores, no se debe esperar demasiado. Si detecta un bulto, lo mejor es aclarar lo antes posible de qué se trata.
El tratamiento y el pronóstico de los tumores de piel dependen del tipo de tumor en cuestión, así como de su localización y tamaño.
Tumor de mastocitos
Este tumor se origina en los mastocitos de la piel y es uno de los tumores cutáneos más comunes. Su comportamiento biológico es imprevisible.
Se observa principalmente en perros de edad avanzada, aunque ocasionalmente también en perros jóvenes. Los Bóxer, Teckel, Boyeros de Berna, Labrador Retriever y Schnauzer, así como las razas mixtas, tienen cierta predisposición.
Síntomas :
- El aspecto puede ser muy variable
- Suele encontrarse en el tronco y en las extremidades
- Signos de malignidad: crecimiento rápido, desintegración superficial de los nódulos, aparición de nódulos satélites, agrandamiento de los ganglios linfáticos regionales
- La aparición de edemas (acumulación de líquido en el tejido) y la inflamación pueden hacer que el tumor cambie rápidamente
- Posibles metástasis posteriores en el hígado y el bazo
- Las metástasis pulmonares no suelen ser frecuentes
Particularidad:
Los gránulos (pequeñas partículas) de las células tumorales contienen sustancias mensajeras, como la histamina. Estas pueden liberarse de forma espontánea o al manipular el tumor y dar lugar a los llamados síntomas paraneoplásicos: alergias, reacciones inmunitarias e inflamatorias, tensión arterial baja, úlcera estomacales, heces negras (melena) y/o vómitos con sangre (hematemesis).
Para el diagnóstico, el veterinario tomará muestras (aspirado con aguja fina) y/o enviará al laboratorio la masa tumoral extirpada para su examen histológico.
El tratamiento incluye la extirpación quirúrgica en la mayor medida posible, así como la radioterapia bajo la supervisión de un especialista, si fuera necesaria. Los pacientes deben someterse a un seguimiento regular, ya que las recaídas (recidivas) son frecuentes.
El pronóstico depende de muchos factores, como la localización del tumor, el estadio, la edad y la raza del perro.
Los tumores poco diferenciados que han desarrollado metástasis o que se encuentran en una unión mucocutánea (entre la piel y la mucosa) o en la ungícula o garra suelen tener un mal pronóstico.
Tumores linfáticos
Se trata de tumores de las células hematopoyéticas o hemocitoblastos que forman la sangre y de las células linfoides. Son enfermedades malignas que surgen a raíz de la proliferación de células madre hematopoyéticas y causan diversos trastornos de la maduración celular.
Un tumor común de esta categoría es el linfoma maligno (linfosarcoma), una enfermedad tumoral maligna que se origina en las células linfáticas (por ejemplo, en el bazo, los ganglios linfáticos, la médula ósea).
Los linfosarcomas representan hasta el 80 % de todos los tumores hematopoyéticos. Se dan sobre todo en perros de mediana y avanzada edad. Los Bóxer, los Basset Hound, los San Bernardo y los Labrador Retriever tienen un mayor riesgo de padecerlos.
Según la localización anatómica, se pueden clasificar en multicéntricos (originados en distintos centros), mediastínicos (originados en el mediastino), gastrointestinales (originados tracto digestivo), extranodales (fuera de un ganglio linfático), así como formas cutáneas. La forma más común es la multicéntrica, que representa el 85 % de los casos.
Las señales pueden incluir:
- Agrandamiento indoloro de los ganglios linfáticos, en especial los del cuello y la fosa poplítea (parte posterior de la rodilla), agrandamiento del bazo y del hígado, así como infiltración pulmonar y/o de la médula ósea
- Puede ser asintomático al principio
- Más adelante, trastornos generales: apatía, pérdida de apetito, fiebre, fuerte pérdida de peso (emaciación)
Forma gastrointestinal:
- Diarrea, pérdida de apetito, vómitos, obstrucción intestinal, fuerte pérdida de peso
Forma mediastínica:
- Tos, dificultad para respirar, edema, derrame pleural
Linfosarcoma extranodal:
- poco frecuente, puede haber infiltración linfática del sistema nervioso central, la médula espinal, la piel, la nariz, la laringe, etc.
Forma cutánea:
- Distinción entre epiteliotrópico (dermatitis focal o generalizada de enrojecida a escamosa con úlceras o formación de placas = cambios cutáneos extensos) y no epiteliotrópico (que afecta a la capa media y la profunda de la piel)
En general, el cuadro clínico del linfoma maligno depende principalmente de la localización del órgano en el que se encuentra.
Diagnóstico:
Análisis de sangre, imágenes (radiografía, ecografía), citología por aspiración de ganglios linfáticos alterados, bazo, hígado y médula ósea y biopsias
Tratamiento:
Terapia guiada por un oncólogo (cirugía, radioterapia paliativa, quimioterapia). El objetivo es iniciar el tratamiento rápidamente para que el cáncer remita y el perro tenga una buena calidad de vida con el fin de mantener esta remisión mediante una terapia de mantenimiento.
Pronóstico:
Sin tratamiento, muy malo. Con tratamiento depende de la localización y del estadio. Con terapia, en casos favorables se puede alcanzar una esperanza de vida de 1 año o más.
Tumores de estómago
Los tumores de estómago representan alrededor del 2,5 % de todos los tumores en perros. La mayoría de ellos se da en forma de adenocarcinomas, seguidos de linfomas, tumores mesenquimales malignos, leiomiomas, leiomiosarcomas, sarcomas indiferenciados y fibrosarcomas. Los adenocarcinomas tienen cierta tendencia a metastatizarse en fases tempranas en los ganglios linfáticos mediastínicos, el hígado y, en parte, en los pulmones.
Afecta sobre todo a los perros de mediana y avanzada edad.
Los tumores de estómago se localizan principalmente en la zona del píloro (salida del estómago) y en la curvatura menor del estómago.
Los tumores malignos aparecen como masas que sobresalen en el lumen, como úlceras en forma de cráter o como engrosamiento duro y difuso de la pared.
Síntomas:
- Los tumores benignos suelen ser asintomáticos
- Tumores malignos: vómitos, pérdida de apetito, fuerte pérdida de peso, apatía y, comúnmente, sangre en las heces (no suele apreciarse a simple vista) y respuesta de dolor al palpar el abdomen
- Los vómitos con sangre en un perro de edad avanzada son siempre motivo para considerar un tumor de estómago
Para el diagnóstico, se realizan pruebas de imagen (radiografía, ecografía) y se toma una muestra de tejido. El tratamiento resulta difícil y se recomienda consultar a un especialista. Si el tratamiento quirúrgico fuera posible, se podría realizar una cirugía, así como quimio/radioterapia.
Pronóstico:
Normalmente los tumores benignos, como los leiomiomas o los pólipos adenomatosos, pueden extirparse bien mediante cirugía (curativa). Los tumores malignos tienen un mal pronóstico.